domingo

Utilización de materiales, recursos y experiencias



Utilización de materiales, recursos y experiencias

   Cada  vez más, la comprensión de los conceptos se empareja a la manipulación de materiales capaces de generar ideas válidas sin desnaturalizar el contenido matemático. 

A este afán de comprensión hay que añadir la necesidad de extensión, de los conceptos adquiridos, al entorno inmediato en el que el niño se desenvuelve, con el claro objetivo de aplicar correctamente las relaciones descubiertas, y descubrir otras nuevas que aporten al conocimiento amplitud intelectual. 

  El  planteamiento  didáctico  se  dirige a utilizar el contenido, como medio, para obtener conocimiento. Contenido es lo que se enseña y, conocimiento, lo que se aprende. Por eso, aprender no consiste en repetir las informaciones escuchadas o leídas, sino en comprender las relaciones básicas mediante la contrastación de las ideas: 

Adquirir hábitos de pensamiento, desarrollar la capacidad creativa,  descubrir relaciones, transferir  ideas a otras nuevas situaciones, observar hechos, intuir conceptos, imaginar situaciones, o, buscar nuevas formas de hacer donde, aparentemente, siempre había una y sólo una. 

  La utilización de materiales y recursos es consecuente, en su hacer didáctico, con la interpretación que se tenga de la matemática.Que los materiales “didácticos” se 
apliquen para el desarrollo del pensamiento lógico-matemático, no significa que cubran los altos desafíos educativos para la intelectualización y aplicación de los conceptos y relaciones. Es la didáctica utilizada la que nos conducirá, o no, al cumplimiento de tales objetivos. 

  El empleo del material es, sin duda, más que necesario. Pero si ha de ser fructífero y no perturbador debe llevar implícito un fuerte conocimiento de los fenómenos intelectuales que se pueden conseguir y de cómo se consiguen. 

  El  material  no  debe  ser  utilizado,  sino manipulado. Lo que se debe utilizar es el conjunto de ideas que, de su manipulación, se  generan en la mente y canalizarlas, en tanto que han sido descubiertas por el niño, en el procedimiento matemático.

 Una cosa es "enseñar" una situación matemática y que el niño aprenda, y otra, muy distinta, es permitir que el niño manipule, observe, descubra y llegue a elaborar su propio pensamiento. No debemos imponer ningún modo particular para la realización de las distintas actividades. Saber sugerir  para que el educando intuya, es lo propio. 

Como el trabajo activo va dirigido al niño es él quien debe realizar la experiencia y él, quien llegue al descubrimiento por sus propios medios: concediéndole la posibilidad de jugar con las respuestas antes de escoger una de ellas; y, eliminando los condicionantes que sujetan la opción de argumentar sus  libres decisiones, en la elaboración de estrategias para la resolución de los conflictos cognitivos que se le puedan plantear en relación con el material. Así, la matemática se presenta como algo de lo que se disfruta al mismo tiempo que se hace uso de ella. 

  El material más adecuado es aquel que, partiendo siempre del juego,  posibilita al niño pasar de la manipulación concreta a la generalización de la idea que ha sido capaz 
de generar a través de su manipulación. Existen muchos materiales estructurados que permiten la realización de las experiencias descritas anteriormente. Aparte de esto, hay que tener en cuenta una serie de condiciones que debe cumplir todo material didáctico; éstas son, entre otras:  

   -  Ser seguro, es decir, no presentar ningún tipo de peligro, como toxicidad o aristas cortantes.  
   -  Ser resistente y duradero.  
   -  Ser de fácil manejo.  
  -  Poder utilizarse con finalidad pedagógica.  
   -  Ser atractivo.  
   -  Ser polivalente.  
 -  No ser muy estructurado, esto es, que permita actuar al niño  

No hay comentarios:

Publicar un comentario